La historia de nuestro país se basa en la tradición necrófila de conmemorar los fallecimientos de aquellos hombres que se convirtieron en mitos.
Poco sabemos de la vida de la persona antes de transformarse en personaje. Conocemos todos los detalles del momento de su deceso, pero no hay registro, en nuestro imaginario colectivo, de su nacimiento.
Este año, el ícono femenino más grande de la Argentina cumpliría 90 años. A pesar de que su nacimiento está plagado de incertidumbres, hoy se acepta de modo prácticamente unánime que Eva nació el 7 de mayo de 1919 en la localidad de Los Toldos.
Era la menor de 5 hermanos. Su madre fue Juana Ibarguren y su padre Juan Duarte, quien mantenía una familia legal y respetable y otra paralela. Eva pertenecía a la denominada familia ilegítima.
El 8 de enero de 1926 muere su padre, Juan Duarte. Juana Ibarguren debió trasladarse, con sus hijos a una pequeña casa de dos ambientes. Allí comenzó a trabajar como costurera.
En 1930 la familia Ibarguren decidió mudarse a la ciudad de Junín. Eva tenía, por entonces, 11 años. La familia comenzó a prosperar sobre la base del trabajo de Juana y de sus tres hijos mayores.
Fue en Junín donde Eva comenzó a tejer otro destino. Allí afloró su vocación artística. Los sueños de Eva viajaban al mundo del espectáculo: más cercano a los modelos que aparecían en las revistas de moda de su época que a la interminable siesta pueblerina. Evita quería ser actriz.
Eva duarte era sólo una adolescente cuando llegó a Buenos Aires, el 3 de enero de 1935. Sería largo inventariar la lista de obras teatrales en las que participó con menor o mayor talento. Lo cierto es que, entre 1937 y 1940, surcó todos los escenarios posibles.
En los años en los que el teatro entró en decadencia, Eva encaminó sus pasos hacia los nuevos géneros: el cine y la radio. Fue el medio radiofónico el que la llevó a la cima de su carrera.
El 3 de agosto de 1943 fundó, con otros actores, la Asociación Radial Argentina, entidad gremial de los trabajadores de la radiotelefonía. Poco después fue elegida presidente de esa asociación.
El 15 de enero de 1944 un terremoto destruyó la ciudad de San Juan. Los muertos se contaron por miles y las pérdidas eran totales. El país entero se movilizó para ayudar a la provincia cuyana. Y los artistas no fueron la excepción. El 22 de enero se organizó un festival artístico a beneficio de las víctimas de la tragedia.
Con respecto a ese día, Eva dijo:
“Todos tenemos en la vida un día maravilloso. Para mi fue el día en que mi vida coincidió con la vida de Perón”
El amor es siempre un terremoto que nace de los escombros de la soledad y transforma la vida en un ave Fénix. Así les sucedió a Eva Duarte y a Juan Perón aquel 22 de enero de 1944. A ella, le dio la posibilidad de actuar en su obra definitiva. A él, la de conquistar no sólo el corazón de una mujer, sino el de miles…
Y lo demás… ya es historia conocida…
Poco sabemos de la vida de la persona antes de transformarse en personaje. Conocemos todos los detalles del momento de su deceso, pero no hay registro, en nuestro imaginario colectivo, de su nacimiento.
Este año, el ícono femenino más grande de la Argentina cumpliría 90 años. A pesar de que su nacimiento está plagado de incertidumbres, hoy se acepta de modo prácticamente unánime que Eva nació el 7 de mayo de 1919 en la localidad de Los Toldos.
Era la menor de 5 hermanos. Su madre fue Juana Ibarguren y su padre Juan Duarte, quien mantenía una familia legal y respetable y otra paralela. Eva pertenecía a la denominada familia ilegítima.
El 8 de enero de 1926 muere su padre, Juan Duarte. Juana Ibarguren debió trasladarse, con sus hijos a una pequeña casa de dos ambientes. Allí comenzó a trabajar como costurera.
En 1930 la familia Ibarguren decidió mudarse a la ciudad de Junín. Eva tenía, por entonces, 11 años. La familia comenzó a prosperar sobre la base del trabajo de Juana y de sus tres hijos mayores.
Fue en Junín donde Eva comenzó a tejer otro destino. Allí afloró su vocación artística. Los sueños de Eva viajaban al mundo del espectáculo: más cercano a los modelos que aparecían en las revistas de moda de su época que a la interminable siesta pueblerina. Evita quería ser actriz.
Eva duarte era sólo una adolescente cuando llegó a Buenos Aires, el 3 de enero de 1935. Sería largo inventariar la lista de obras teatrales en las que participó con menor o mayor talento. Lo cierto es que, entre 1937 y 1940, surcó todos los escenarios posibles.
En los años en los que el teatro entró en decadencia, Eva encaminó sus pasos hacia los nuevos géneros: el cine y la radio. Fue el medio radiofónico el que la llevó a la cima de su carrera.
El 3 de agosto de 1943 fundó, con otros actores, la Asociación Radial Argentina, entidad gremial de los trabajadores de la radiotelefonía. Poco después fue elegida presidente de esa asociación.
El 15 de enero de 1944 un terremoto destruyó la ciudad de San Juan. Los muertos se contaron por miles y las pérdidas eran totales. El país entero se movilizó para ayudar a la provincia cuyana. Y los artistas no fueron la excepción. El 22 de enero se organizó un festival artístico a beneficio de las víctimas de la tragedia.
Con respecto a ese día, Eva dijo:
“Todos tenemos en la vida un día maravilloso. Para mi fue el día en que mi vida coincidió con la vida de Perón”
El amor es siempre un terremoto que nace de los escombros de la soledad y transforma la vida en un ave Fénix. Así les sucedió a Eva Duarte y a Juan Perón aquel 22 de enero de 1944. A ella, le dio la posibilidad de actuar en su obra definitiva. A él, la de conquistar no sólo el corazón de una mujer, sino el de miles…
Y lo demás… ya es historia conocida…
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