- CLARIDAD:
Técnica: Determinada por una transmisión adecuada, sin ruidos y con una combinación acertada de los recursos expresivos del medio.
Enunciativa: Dos aspectos que se relacionan: De Redacción y De Locución (1). La redacción y locución deben ser responsabilidad de la misma persona para lograr mayor autenticidad y naturalidad en la expresión. Hay que usar un tono amigable, no autoritario o de “sabelotodo”. Por otra parte, hablar con naturalidad implica, a veces, cometer equivocaciones. Para sortear esta dificultad aparece la Estética del error (que se diferencia de los errores voluntarios, que deben evitarse), que permite una complicidad entre el Emisor y el Receptor y una humanización de la expresión que favorece la creación de un clímax comunicacional.
- COMPRENSIBILIDAD (del mensaje informativo):
Se relaciona con el vocabulario utilizado, es decir, el código, el cual determina la decodificación del mensaje. Si es entendido por cada uno de los niveles de los receptores, la eficacia comunicativa será máxima.
- AUDIBILIDAD:
-Se debe hacer un esfuerzo para atraer la atención del oyente.
-A la hora de transmitir el mensaje, se deben conceder espacios de relax que permitan pasar del estadio de escuchar al de oír, y viceversa, sin que se pierdan elementos de comprensión del mensaje.
-Está determinada por los recursos expresivos y su combinación, como así también por el interés que el yente tenga en el tema.
(1) En la LOCUCIÓN intervienen cuatro variables:
- VOCALIZACIÓN: Si es clara, facilita la comprensión de un texto y en radio es de vital relevancia, ya que los oyentes no tienen oportunidad de pedir aclaraciones.
- ENTONACIÓN: Hay que evitar la clásica entonación que adquiere la lectura de un texto en voz alta, porque las cosas en radio deben decirse, no leerse. Además, se recomienda que la expresión sea similar a la oral cotidiana, para no tener dificultades en la respiración.
- RITMO: De él depende que el oyente oiga o escuche. Es recomendable variar la velocidad, pero sin caer en la monotonía.
- ACTITUD: De ella dependerá en gran medida el posicionamiento del oyente ante el tema y ante el programa. Es recomendable expresarse amigablemente (sin una afabilidad excesiva y ficticia) y no caer en el extremo de tener una actitud demasiado seca o risueña pues el mensaje será ineficaz.
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